Culto en 24 horas

Este post lo pensaba publicar al día posterior al último capítulo de la cuarta temporada de esta gran serie norteamericana emitida por la cadena televisiva Fox.

No recuerdo alguna serie tras The X Files que me haya enganchado de tal manera que perderme un capítulo es casi una ofensa sobreterrenal. Es que 24 da las razones de su éxito en su guión coherente, dinámico y por todo sobre todo teniendo el suspenso y la expectación a lo inesperado como principal ingrediente.

Para los que no han oído hablar de la serie (difícil a esta altura, ya que la serie ha recibido varios premios Emmys y está entre las más vistas del cable) trata a grandes rasgos de la paranoia gringa tras el 11-S con respecto al tema del terrorismo. Su protagonista, Jack Bauer (interpretado de manera magistral por Kiefer Sutherland) se ve en la primera temporada como uno de los agentes más destacados de la Unidad Interna contra Terrorismo de la CIA (CTU) en busca de los responsables del rapto de su hija. La sorpresa va hacia el final de la primera temporada, cuando nos damos cuenta de los verdaderos responsables del acto, dándonos a pensar que no hay que tener meras sospechas previas, porque la serie se encarga de botarlas y refregarlas en el suelo.

Lo innovador de la serie es que está hecha en formato tiempo real y ocurre en 24 horas (una hora por capítulo). Es por eso la razón que vemos un contador constante de la serie (lo más característico a primera vista). Pero, lo que me hizo alucinar fue como lo dije anteriormente las vueltas del guión, donde hay unas de las sorpresas más grandes que alguna vez me he llevado con alguna producción audiovisual.

Veo al personaje de Bauer y compañía ya a un nivel de culto, como lo fue otrora Mulder y Scully, de hecho ha pasado por varios cambios en lo que lleva la serie (viudo, independencia de la CTU, drogadicto, una nueva pareja, etc).

En fin, para los que no la han visto haganlo y así entenderán el porqué de su éxito y su reconocimiento. Para los que ya lo hacen desde la primera temporada, como yo, a seguir sorprendiéndose hacia dónde llegarán las balas de Bauer.